SALUD: ¿A mayor desgracia, mejor negocio?
Se inicia el año político en Paraguay y se estaría preparando el terreno para ensanchar el mercado de la salud a los servicios médicos privados, aprovechando que, en Argentina, serán cobrados los servicios médicos y hospitalarios que hasta ahora usaban los paraguayos pobres de manera gratuita.
Un diputado muy influyente de la derecha argentina, Miguel Angel Pichetto, acaba de defender lo que él llama “un modelo de nacionalismo defensivo que frene las migraciones extremadamente pobres”. Dijo que un país no tiene que hacerse cargo de los ajustes sociales que se llevan a cabo en los países circundantes. Hasta ahí nada de diferente de los otros países y regiones que aplican la misma política, como Estados Unidos y la Unión Europea.
Este diputado es conocido por sus posiciones anti-migración y por sus ideas bastante gorilas sobre los mapuches. A sus afirmaciones, contraponemos la idea fuerza; el Mercosur tiene que tener entre sus metas que los ciudadanos, los trabajadores, de los países mercosurianos puedan trabajar libremente en cualquiera de los países integrantes de este acuerdo regional.
La novedad es que, en esta declaración, alguien de la derecha argentina desnuda las mentiras de la derecha paraguaya. Pichetto dijo que “la macro (economía) paraguaya es extraordinaria, ellos tienen todo ordenado, no tienen inflación, el Banco Central funciona como un reloj. Ahora, el 5 por ciento de la población concentra la riqueza y el resto es todo pobre“. El legislador argentino describió el porcentaje de paraguayos que “está mejor” y el de los que se siguen rebuscando. Entretanto, el “chico listo”, Santiago Peña, nos dice que Milei quiere copiar la política económica paraguaya, lo cual debe ser cierto, porque el número de pobres en Argentina, hoy por hoy, ya alcanza el 60 por ciento.
Mientras tanto, Peña viaja todo el tiempo. Asistiría, si pudiese, hasta a torneos internacionales de Truco, para ofrecer a la inversión extranjera “lo que el mundo quiere: agua, tierra y juventud”, según lo citó “El País”.
Las consecuencias de la crisis argentina para el Paraguay están a la vista. Hay quejas sobre la reducción de las remesas de migrantes radicados ahí que son enviadas a sus parientes que aún viven en suelo guaraní. Por otro lado, las declaraciones de Pichetto harán más difíciles las vidas de extranjeros sin papeles, entre ellos paraguayos y paraguayas, quienes deberán enfrentar a empleadores que querrán aprovechar la situación de mayor vulnerabilidad para imponerles condiciones laborales todavía peores.
Pero hay otra consecuencia que no puede pasar desapercibida. Es la orfandad en que quedan aquellos paraguayos que antes iban a hacerse atender en forma gratuita en hospitales argentinos. Deben comenzar a pagar por los servicios médicos y no tienen con qué.
Como en política hay que hacer siempre el ejercicio de “unir con flechas” para no dejar nada descolgado, es probable que el gobierno de Paraguay ya esté abriendo el paraguas ante esta situación, no precisamente para tomar responsabilidad en el tema de los servicios de salud, sino para aprovechar la coyuntura y hacer que el sector de la medicina privada lucre aún más.
Carlos Pereira, consejero del Instituto de Previsión Social (IPS) en representación del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS), dijo al diario La Nación de Paraguay, el 4 de marzo, que están “trabajando en la integración del sistema de salud” de Paraguay, citando como modelo la reforma estructural que impulsó Uruguay. Esto implicaría cambios en el modelo de financiamiento, gestión y atención, creando un “sistema nacional integrado de salud” que sea mixto, según dijo.
Si bien este funcionario dice que están trabajando en eso ahora, la realidad es que la preparación viene desde años atrás. Dentro y fuera de Paraguay ha llamado la atención, desde hace más de un lustro, la construcción de cada vez mayor cantidad de hospitales privados. Así que la intención real podría ser que el “nuevo sistema nacional mixto de salud” involucre al sector privado en el lucrativo negocio de la salud, aprovechando, de paso, los recursos que, para ese rubro, van al IPS.
La mención al modelo uruguayo pretendería ser la garantía de que el nuevo sistema va a funcionar aquí, como lo hace allá. Sin embargo, existen diferencias fundamentales que no pueden ser ignoradas. El sistema de salud de Uruguay lo creó el gobierno del Frente Amplio, en 2008 y, según analistas, está considerado por la Organización Panamericana de la Salud como el mejor de América Latina. Es mixto, sí, pero los seguros médicos privados son minoritarios (5 por ciento de afiliados). Las principales protagonistas son instituciones sin fines de lucro, llamadas “mutualistas” o “sociedades médicas”.
La afiliación en Uruguay es obligatoria. La persona trabajadora aporta entre el 3 y el 8 por ciento de su salario, según sus ingresos- Toda su familia queda protegida- El empresariado aporta 5 por ciento o algo más en salarios bajos. Las personas eligen si se afilian a la salud pública (la cual tiene hoy alrededor de 1 millón de afiliados), a la mutualista (que cubre a aproximadamente 2 millones) o a la salud privada lucrativa (ahora con 150 mil afiliados).
En Paraguay no existen esas mutuales sin fines de lucro. Por tanto, lo más probable es que el negocio vaya al lucrativo y creciente sector de la medicina privada, nuevamente sin importar la cobertura que se le dé al asegurado. No tengo dudas de que ésa sea la intención.
Debe recordarse que, entre los componentes de la Seguridad Social, los rubros más apetecibles por las multinacionales de la salud y por los bancos, son los servicios médicos y las jubilaciones, porque les dejan miles de millones de dólares en ganancias.
Ya abrieron, a fines del año pasado, las puertas para la privatización de las jubilaciones y pensiones. Ahora van a por los recursos del seguro médico del Instituto de Previsión Social (IPS) y para ensanchar todavía más el mercado a las prestadoras privadas de los servicios de salud.