El dilema de la Margen Izquierda

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Desde siempre, por lo menos a lo que a mi respecta, el margen izquierdo ha tenido presencia y me ha servido de referencia en la cotidianidad de la vida como persona. Cuando estudiante desde las primeras letras hasta después, para ubicarme en el mundo la margen izquierda ha sido una referencia.

Cuando iniciaba las primeras letras, una referencia fundamental era el margen izquierdo pues, a partir de ahí, comenzaban las oraciones que la maestra nos dictaba. La distancia debía ser la correcta pues en caso contrario, nos decía, que nos bajarían los puntos correspondientes. Nunca supimos si eso era cierto pero, de cualquier manera, había que ser muy cuidadoso y respetar el margen izquierdo.

Con el tiempo y avanzar en los grados sucesivos esto se fue relativizando, pero en el cuaderno de anotador pero siempre vigente en los cuadernos de deberes. Esto fue así en toda la primaria.

En la secundaria la cosa fue variando. Tenía mucha importancia en los trabajos prácticos que debían sí o sí ser presentados escritos en máquinas de escribir mecánicas. El margen izquierdo estaba asegurado aunque había que controlar las sangrías, etc. El margen derecho, siempre un desastre.

En los cuadernos de apuntes, el margen se utilizada para otros fines. A la derecha del margen los textos de clase, mientras que, a la izquierda, se utilizaba para las aclaraciones y comentarios personales. El margen tenía así una nueva función, no solamente como referencia para iniciar la escritura, sino también, como para dejar el espacio necesario para los comentarios y aclaraciones personales.

Ya en esa época comenzaron a circular los cuadernotes espiralados a los que se denominó “universitario” y daban amplio espacio para la escritura pero aun así el margen izquierdo siempre presente y visible. Ya en este período de estudio, el espacio disponible, a la izquierda del margen era muy pequeño de ahí que, desplazamos el margen izquierdo ocupando parte importante de la hoja, pues cada vez más era necesario aclarar los textos o realizar comentarios al respecto. En los trabajos prácticos ya no habían problemas con la introducción de las computadoras de mesa y las posteriores compactas, las que automáticamente se podía establecer la distancia del margen del borde del papel, si tendría o no sangría etc. Aaaah, el margen derecho, uno podía justificar o no. Los escritos salían perfectos!!!

Ya al final de la secundaria –hablo de los años 70!- y sobre todo durante la universidad el margen izquierdo adquiere otras connotaciones pues, a la izquierda del margen, se agrupaba a todas las personas y grupos que se oponían a la dictadura ubicada a la derecha de dicho margen. La fuerte retórica colorada-dictatorial hacía que cualquier disidencia política respecto a las políticas de la dictadura colorada-stronista, fuera considerada que se pasó a la margen izquierda, se cruzó ese margen invisible y arbitrario que daba pie a ser sujeto a represión dictatorial.

Esta cuestión creó confusión, algunos acusados de izquierdista gritaban: ¡yo no soy de izquierda!, otros se reafirmaban en su posición de izquierda, ambos de esta manera eran reprimidos por igual: ¡izquierdistas!. Una absoluta confusión porque, ser acusado de cruzar el margen hacia la izquierda era peligroso. Finalmente el margen izquierdo fue establecido según criterio y conveniencia de aparato represivo dictatorial ubicado a la extrema derecha. En lo intersticios de la dictadura se discutía cuan izquierdista se era en una inútil pulseada

Así fue sucediendo, la margen izquierda, de ser una referencia fundamental para la vida pasó a ser una línea sinuosa que todo el tiempo era redefinida a partir del interés represivo de aquellos que se encontraban a la derecha de ese margen.

Aun hoy, pasado muchísimos años del derrocamiento por el Partido Colorado de la dictadura, con la emergencia de grupos y partidos políticos en este nuevo siglo, el margen izquierdo sigue difuso, indefinible, aunque la derecha, la siempre aliada al capital, goza de buena salud y sigue con el dedo índice apuntando para que nadie pase ese difuso límite.

Pero precisamente aquellos que están en el margen o más allá, a la izquierda, son los llamados a desentrañar este embrollo y definir, por sus pensamientos y acciones, el significado preciso de que es lo que divide este margen. Que hace que la derecha sea derecha y a la izquierda, izquierda. Hoy la realidad es muy compleja y este ejercicio no resulta baladí sino por el contrario puede resultar un ejercicio saludable que sea capaz de abrir una brecha para la discusión y la expresión de ideas, una semilla que, como el corazón, se ubica a la izquierda.

Ernesto Heisecke