Economistas de fama internacional apoyan justicia en pago de impuestos
Por Victor Báez Mosqueira
Sigo pensando que el Paraguay es un país de América Central, ubicado en el cono sur de este continente, porque nos parecemos más, en términos sociales, económicos y políticos, a Honduras y a Guatemala que a países vecinos o cercanos como Argentina, Brasil y Uruguay. En términos de política impositiva, Paraguay y las dos naciones mencionadas de América Central son las que menos impuestos cobran a los ricos y a las grandes empresas.
Pero la presidenta Xiomara Castro ha emprendido una campaña para alejar a Honduras de ese grupo. Quiere hacer políticas sociales que incluyan a los sectores más desprotegidos de la población. A diferencia de los gobiernos de Bukele (El Salvador) y de Santiago Peña, quienes quieren garantizar la seguridad de la población construyendo más cárceles y de mayor tamaño, la presidenta hondureña cree que esa seguridad va a ser lograda con políticas sociales.
La convivencia
Todo el mundo recuerda la situación de violencia en Medellín, Colombia, cuando en la región se imponía solamente la voluntad del narcotraficante Pablo Escobar. Después de que él murió, abatido por las balas, el panorama no fue modificado. Pero muchos años después, la pacificación de Medellín fue objeto de la atención internacional. Cuando me presentaron a una persona a quien describieron como una de las responsables de la mayor tranquilidad en esa ciudad después de tantas convulsiones, se desarrolló el siguiente diálogo:
– ¿Cómo lo lograron? – pregunté yo.
– ¿Qué es lo contrario de la inseguridad?- me contestó, con otra pregunta.
– ¡La seguridad, obvio! – le dije.
– Equivocado – me respondió – Es la convivencia. Lo contrario de la inseguridad es la convivencia. Porque si dices seguridad, hablas solamente de la policía y/o los militares. Eso no es suficiente para pacificar- concluyó.
Fue una definición concisa y brillante de cómo juegan las políticas sociales para la inclusión de las personas y la seguridad de la población. Son imprescindibles, porque la exclusión es un factor muy importante a analizar como causa de la violencia y la inseguridad.
Recuerdo que también me contó que la habían llamado de Honduras para contratarla como consultora para una campaña de promoción de mayores nniveles de seguridad. Ella preguntó a la gente que entonces gobernaba ese país si ya había escuchado las letras de los raperos que venían principalmente de los suburbios de las ciudades más grandes. Los funcionarios hondureños se quedaron mirándola sin entender qué relación tenía el rap con lo que estaban conversando.
-Es que en las letras del rap están contenidas muchas de las reivindicaciones de la gente excluida – me explicó, mientras me sentía como un burócrata hondureño más.
Hace más de 10 años tuve yo mismo una experiencia ahí, la cual nunca olvidaré. Tenía que viajar en ómnibus desde la capital hondureña (Tegucigalpa) a San Pedro Sula, la ciudad industrial, distante a 200 kilómetros.
Antes de subir al bus debimos pasar por un aparato detector de metales. El objetivo era evitar que subieran personas armadas que asaltaran a los pasajeros durante el trayecto. No sé por qué, en ese momento, sentí que muy pronto harían lo mismo en Paraguay. Hoy día existen líneas que hacen viajes de/a Asunción, que ya han optado por el mismo procedimiento.
Ni hablemos de que en Honduras impera también el narcotráfico.
Cómo financiar la inclusión y el combate a la inseguridad
Pero hablemos de las salidas, de las soluciones que debemos encontrar para librarnos de la violencia y caminar hacia la seguridad ciudadana.
Empecemos por identificar a quienes pretenden ignorar, encubrir o desviar la atención de la causa de estos flagelos:
En muchos países hay grupos de economistas que se esmeran en hablar “en difícil”, en lenguaje inentendible para la mayoría de la población, cuando responden a cuestionamientos que hace la gente común a la ausencia de políticas económicas y sociales que brinden oportunidades, justificando así por qué los ricos y muchas empresas no pagan impuestos. Hablan de “estabilidad macroeconómica” sin explicar lo que ella significa y eludiendo las preguntas sobre cómo están los bolsillos de quienes viven de su trabajo a la hora de pagar los alimentos y los servicios básicos como educación y salud. Se niegan a mencionar que la mayoría de la gente está en el sector informal y que no tiene ni tendrá seguridad social a corto plazo, porque todo eso cuesta dinero y el Estado no lo tiene. Los ricos sí lo tienen y quieren garantizar poder seguir acumulándolo, sin costo para ellos.
Hay otros economistas que hablan en lenguaje entendible y nos clarifican cómo se puede financiar que más gente goce de más derechos. Dentro de este grupo están algunos profesionales de fama mundial, como Joseph Stiglitz (Estados Unidos, premio Nobel). José Antonio Ocampo (Colombia), Jayati Ghoshi (India), Jeffrey Sachs (Estados Unidos) y Yanis Varoufakis (Grecia), quienes, junto a otros 77 economistas también muy reconocidos, han lanzado un pronunciamiento de apoyo a la campaña de la presidenta Xiomara Castro por una “Ley de Justicia Impositiva”.
Estos expertos que (vale aclarar) saben mucho más que quienes hablan en lenguaje arcano para que no los entendamos, apoyan la citada campaña, entre otras cosas porque:
- El que tiene más debe pagar más.
- Hay que cobrarle impuestos a las empresas que tienen exenciones.
- Hay que terminar con el secreto bancario para cuestiones impositivas.
- Hay que promover el intercambio internacional de información para hacer realidad la justicia impositiva.
En suma, Xiomara Castro quiere empezar a cobrar impuestos a los ricos, a los evasores y a las grandes empresas a quienes hasta hoy se les eximía del pago, para financiar la ampliación del piso de protección social para los sectores más vulnerables de Honduras, en los rubros de salud, alimentación, seguridad de ingresos y medios de sustento (políticas de creación de empleo).
Así se combate la exclusión, la violencia y la inseguridad.
No puedo evitar pensar en otros países de América Latina, como Paraguay, donde los economistas del stablishment seguirán hablando como lo hacen hoy, para que la gente no los entienda, con el objetivo de que la pobreza de los pobres siga enriqueciendo a unos pocos, mientras quienes se dedican a la política no saben, no quieren saber o fingen no saber que esa es la salida del atraso y la vía más directa hacia el progreso.